viernes, 27 de noviembre de 2009

La Pieza del mes. Diciembre de 2009


Cartilla del método “Rayas”

Editorial Sánchez Rodrigo. Plasencia, 1964

Papel impreso


El método Rayas de lectura y escritura supuso una auténtica revolución pedagógica al abordar de forma simultánea ambos aprendizajes, algo que nunca antes había sido ensayado.

Los métodos de enseñanza de los siglos XVIII y XIX establecían primeramente el aprendizaje de la lectura, mediante el Catón, para pasar posteriormente a la escritura sólo cuando los escolares ya sabían leer, basándose ésta en el uso de los conocidos palotes. Se aconsejaba incluso que hubiera dos aulas separadas para cada grupo de alumnos con actividades bien diferenciadas.


El creador del nuevo método fue el maestro natural de Serradilla (Cáceres) Ángel Rodríguez Álvarez, (1877-1962), cuyo hermano Raimundo era también maestro de escuela y además le costeó los estudios. Ángel Rodríguez estudió en la Escuela Normal de Cáceres y ejerció en Canarias, Granada, San Sebastián y finalmente Cáceres; fue presidente de la Asociación del Magisterio Cacereño y director del periódico profesional Magisterio Cacereño.


El nombre del método vino de la consideración de las rayas trazadas sobre el papel como el elemento primario con que se forman las letras, con éstas se hacen las palabras, y las palabras escritas representan las habladas, los pensamientos; por consiguiente, en palabras del creador, “los pensamientos pueden representarse por medio de rayas”.

Para Ángel Rodríguez, el aprendizaje debía ser para el niño como un juego, fomentando su curiosidad y huyendo del memorismo; de este modo el maestro se convertía en encauzador de esas inquietudes infantiles. Con estas pautas, creó el método entre 1904 y 1905, haciéndose cargo de la publicación su paisano Agustín Sánchez Rodrigo, quien tras las dos primeras ediciones encargadas a otros impresores, montó en Serradilla una imprenta para realizar las sucesivas tiradas del método. Tras unos inicios difíciles, marcados por la necesidad de dar a conocer la novedad, fueron llegando los reconocimientos oficiales y profesionales tanto de España como de los países hispanoamericanos, siendo aprobado como libro de texto oficial en 1934.


Tras la guerra civil, la imprenta fue trasladada a Plasencia, para dar un mejor servicio a los abundantes pedidos, pasando progresivamente de los 470.000 ejemplares distribuidos en 1936 a los más de dos millones que se imprimieron en 1963. Según recoge Jesús Barbero Mateos, en 1975, año de su retirada, se vendió el ejemplar número cuarenta millones, siendo el método con que aprendieron a leer y escribir millones de niños españoles y americanos.


El método estaba formado por tres cartillas de lectoescritura y tres libritos de enseñanza básica. En esta ocasión, se expone un ejemplar de la Cartilla Segunda impreso en 1964, distribuido por la Librería Papelería “San Miguel” de Garrovillas y adquirido por el Museo en 2009 en el comercio de antigüedades.

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